sábado, 13 de agosto de 2011

COLOMBIA



Sí que dueles, tú allá dentro, allá donde no hay tiempo y todo es recuerdo.
Lugar de hojas secas,  de muerte joven y vejez pobre. 
Alma otoñal en cuerpo de primavera, vamos feneciendo todos dentro, al mismo tiempo.
Hermosa incontenible, mujer fuerte y eterna que ríe en su vital abundancia;
Revives en dicha y color a pesar del horror, de la obscena disparidad que tus hijos perpetúan.
Vas desangrándote infinita, pero resiliente, en pie de lucha.

Ahora que vuelvo te veré maltrecha, con las manos callosas y la piel quemada,
Cansada de quienes llevan las riendas, esos que olvidan tu feminidad sagrada.
Estarás rota como siempre, indiferente y disgregada.
Por eso te ruego, ruego me dejes tomarte la mano,
Vestir de orgullo y conciencia aunque sea tan solo uno,
Uno de tus cabellos desmelenados por el viento.

Vamos, amor del alma,
Quiero brotar de tu suelo, abrir las ramas infinitas del afecto en tu cielo,
Y bajo el mismo sol cruzar océanos, dar sombra a los amigos de lejos.
Es la hora, que vuelvo, que contigo me quedo,
Solo espero… me recibas en el aeropuerto. 

No hay comentarios.: